Los políticos, con pretensiones presidencialistas, están inmersos en la actividad electoral, cuyo cronograma culminará en agosto próximo. Están predispuestos, inclusive, a subastarse ante postores de origen interno o externo. Algunos actúan de espaldas a las exigencias de la ciudadanía, que quiere un cambio en el destino de Bolivia, que pronto celebrará su bicentenario. Un cambio que signifique estabilidad económica y que evite el masivo éxodo de bolivianos hacia el Perú. Cambio que sea una respuesta a la actual crisis económica que ha empobrecido a la población. Que ha encarecido la canasta familiar. He ahí los resultados de una gestión socialista.
El continuismo, receta de regímenes autoritarios de la región, implica mantener las cosas en statu quo. En nuestro caso, no habría cambio, el gobierno de turno seguiría detentando el Poder. Continuarían las restricciones y los avasallamientos a sectores privados. Aumentaría el número de comerciantes informales. Asimismo, la frondosa burocracia estatal. También las empresas públicas, entre ellas algunas deficitarias, según denuncias. Persistiría la agonía ciudadana ante el elevado costo de vida. Igualmente, las filas para adquirir combustible. Ni qué decir del desaparecido dólar americano. En síntesis: no desaparecerían la incertidumbre y la desesperanza.
Los bolivianos, en consecuencia, exigen cambio humanitario, que implique mejores condiciones de vida, en democracia, vigente desde 1982. Con una canasta familiar accesible para las personas menos favorecidas, en particular. Ellas que están abrumadas por las consecuencias devastadoras de la crisis económica generada por el socialismo. Y sin regionalismos, tanto de orientales como de occidentales, para diseñar una Bolivia con crecimiento sostenible. Sin odios ni suspicacias hacia la zona geográfica más productiva del país. Para legar días más llevaderos a las próximas generaciones. No deben legarnos pobreza y extrema, cuyos índices se han elevado enormemente en los últimos tiempos. Los bolivianos jamás olvidarán la funesta experiencia socialista, por lo que redoblarán esfuerzos con miras a lograr un venidero mejor. Requieren extremar esfuerzos, conciliando criterios. Obviando colores políticos y diferencias ideológicas. Qué públicos y privados, en un entendimiento de interés nacional, contribuyan a lograr ese objetivo. La perspectiva siempre será salir de la coyuntura económica adversa.
Los bolivianos con historia, jamás aquellos elementos con prontuario, harán posible el cambio, por el bien común. Ellos plasmarán en realidad los sueños de un futuro promisorio de la población, que sobrevive en las circunstancias actuales. Ellos recuperarán a la Patria que agoniza, en la adversidad económica, por efectos de la ineptitud, de la vacilación y del cálculo político, de quienes se hicieron dueños del Poder, enarbolando banderas del socialismo.
En suma: el cambio se registrará, por “las mangas o por las angas”, conforme anhela la población boliviana, que vive ajustándose el cinturón, día tras día, conminada por la catastrófica situación económica.
En statu quo
Severo Cruz Selaez
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